Tú que eres poesía en mis labios y blasfemia en los demás,
tú que te escondes entre las hojas caídas de otoño,
refúgiate en mis anhelos,
piérdete una vez más en ellos,
guarda tus ilusiones en mi maleta de viaje
y llévanos a conocer un mundo que no existe para las dos,
llévame al atardecer de tu playa desierta,
al oasis de tu deseo.
Tú que eres el cuento que nadie leyó,
déjame crearte, déjame contarte a las estrellas.
Tú que aun eres barro,
moldéate en mis espreanzas,
se parte de mi respiracion.
Orquidea.
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