Me he propuesto aceptar que nuestro siempre se ha terminado.
Aceptar que reencarnamos en diferentes días.
Y que nuestras vidas, no nacieron juntas, como habíamos imaginado.
Porque si tu vida y la mía estuvieran destinadas a unirse,
ya nos habríamos encontrado en alguna calle,
en aquel café, o bajo cierto cielo una tarde lluviosa.
Pero nuestras calles van en sentidos contrarios
y yo tomo té
y en tu cielo cuando no llueve, graniza
y en el mio cuando no llovizna, truena.
Orquidea.