No hay razón para temer que el corazón olvide mientras la mente recuerde.
Podria llegar a ser mas sencillo creer que podemos ser sin estar,
recordar a los que ya no están pero que siguen,
aquellos que hoy nos hablan al compás del viento,
que guiñan un ojo para que creas que brillan las estrellas
y que sonríen a través de la luna.
Permitirnos el placer de saborear su aroma como solíamos hacerlo cada mañana,
volver a disfrutar su compañía silenciosa al tomar café,
volver a sentir que su abrazo nos sostiene cuando estamos a punto de caer.
No hay razón para extrañar cuando el amor persiste,
no hay razón para no pensar que algo mas existe.
Orquidea.