REPENTINAMENTE

Así de repente: un instante, un silencio, una mirada.

Una tarde tropecé con tus ojos y caí en tu sonrisa.

Sorpresiva, intempestivamente me pediste que me quedara.

Así de repente nos llegó la noche, y nos bebimos las estrellas.

Disparatada, irracionalmente anclé mi vida a tus pestañas.

Orquidea.

Café sin ti

Todas las mañanas sabor a ti, olor a ti,
 a tus charlas,
 a las quejas prematuras por lo pesado que resultará el día,
 el trafico y la señora junto a ti en el autobús;
 sabor a tus sonrisas, a tus ojos,
 al dulce y cálido brillo que me entregaban.

Todas las mañanas mi taza se queda vacía
 y es entonces que hace juego con mi casa,
que no sólo se siente vacía sino también enorme, inmensa,
tan inmensa como el silencio que entra por la ventana 
y se sienta frente a mi en esa silla,
esa graciosa silla que crujía de alegría al sentir tu cuerpo en ella.

Todas las mañanas el mismo café,
 el tuyo que ahora se quedó sin ti 
y me lo recuerda agriamente  a cada sorbo.

Orquidea.