tu sonrisa deprimida y esa melancolía absorta,
aun sin entenderlo conozco ese empeño que tienes por ser otra.
Mujer eterna en cada una de mis letras,
en cada uno de mis cuentos en los que eres princesa,
en los que eres luna, hada, ángel, cortesana o sirena.
Puede ser que de vez en cuando tus labios me mientan
quién diría que a no contradecirte me acostumbraría
pero es que suele ser una mentira tan real que te siento mía.
Bastó un giro del destino para que hoy fueras parte de mí sin posesiones,
sin oferta ni demanda, sin miedo ni esperanza
y es que sin lugar a dudas siempre ha sido tan sencillo quererte,
eres, fuiste y serás mujer, compañera, amiga y confidente.
Eres la canción que no habla de ti pero te describe,
eres las hojas que a los arboles desnudan en otoño,
eres las nubes vacilantes que siempre terminan por imitar tu rostro.
Eres las páginas de aquel libro que nunca leímos juntas
eres este y aquel lugar al que no viajamos
y por supuesto como hoy
eres la tarde lluviosa en que solíamos abrazarnos.
Orquidea.
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