Cada noche me propongo olvidarte
Echar al aire tu presencia de mi pecho,
Borrar la huella de tu aroma en cada trozo de mi piel.
Sin embargo, es el frio de la noche
El que insiste en repetirme tu nombre
Son las sombras de tu voz
Las que insisten en susurrarte en mi oído
Luciernagas de recuerdos iluminan mi presente
Enemigas taciturnas del olvido.
Cada noche me propongo desarmarlas,
Acecharlas escondida en la trinchera del dolor.
Lentamente se descuidan,
Se desploman embestidas por la ausencia del amor.
Cada noche la batalla nos fatiga,
Luciernagas y olvido en una contienda desmedida.
Unas noches consigo olvidarte,
Otras tantas, solo queda invocarte al descubrirme rendida .
Orquidea.
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